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La sacralidad de la luz

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La tradición espiritual católica en la Edad Media proporcionaba el sentido por el cual el universo adquiría sentido. Gracias al ejercicio de la fe, el universo mantenía un orden frente al caos y era a través de la cristiandad como se garantizaba el mundo de perfección espiritual de Dios. En este sentido, Dios era un símbolo de iluminación, la luz, era el término que definía lo incorpóreo, lo espiritual, era el vínculo de unión entre el cielo y la tierra. F ue este poderoso concepto, el motor del lenguaje arquitectónico que buscaban los maestros creadores de la catedral gótica. San Agustín citaba un versículo del Antiguo Testamento que dice: "Dios ordenó todas las cosas por su medida, su número y su peso". Un gran número de pensadores católicos, particularmente la Escuela de Chartres en el siglo XII, se inspiraron en este pasaje que resultó decisivo para la construcción de las catedrales góticas. La Escuela de Chartres , fue durante la primera mitad del sig

Lo bello, lo sublime, lo siniestro

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Freud publicaba en 1919 un texto titulado Das Unheimliche . En él explicaba, por medio de un estudio filológico exhaustivo, las claves para comprender un asunto que era de su especial interés: lo siniestro. Explicaba Freud, que esencialmente,  lo siniestro  se refiere a algo que nos resulta familiar pero que al mismo tiempo nos desagrada y nos causa rechazo. Puede ser por ejemplo, un miedo de la infancia que hemos olvidado y que vuelve a perturbarnos con una apariencia de familiaridad, haciéndose presente en algo cotidiano. Lo siniestro es por tanto, según Freud, lo espantoso que afecta a las cosas conocidas, lo familiar que ha quedado reprimido y retorna transformándose en algo extraño causándonos horror. El filósofo alemán Schelling,   uno de los máximos exponentes del idealismo y de la tendencia romántica l o def inía de la siguiente manera: «Se denominará unheimlich a todo lo que debiendo permanecer oculto, no obstante se ha manifestado». Freud también explicaba, que lo

Del arte a la memoria

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Desde tiempos inmemoriales el hombre ha manifestado su capacidad artística. Unido al poder, unido al ritual sagrado o unido al poder poder político, se puede decir que fueron diversas la motivaciones del ser humano para producir arte. La cueva de Lascaux  en Francia es, junto con la de  Altamira , el yacimiento de arte prehistórico más importante de Europa Podemos advertir cómo a lo largo de toda nuestra historia, las obras de arte de todos los tiempos han gozado de un aprecio especial, favoreciendo de esta manera su acumulación y conservación.  Durante nuestra evolución, la manera que tenemos de vincularnos con la obra de arte ha tenido que ver con el rol que ésta desempeña a la hora de darnos memoria y pertenencia. Todo el tiempo ha existido un interés por preservar los objetos o los monumentos creados por el hombre. Atesorados por su belleza, por su riqueza material, por devoción o admiración. Algunas veces ni siquiera llegamos a saber porqué nos interesamos por e

Mujer y arte. Imagen y poder

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Hace tiempo, se dejó de dar por cierto que las imágenes artísticas son neutrales. Diversos estudios iniciados por diversos movimientos y principalmente por la nueva historiografía han puesto de manifiesto que por lo general las obras de arte responden a los discursos dominantes de la sociedad en las que éstas fueron producidas.  De igual manera ha sucedido con la lectura revisionista que se ha realizado de la representación de la mujer en el arte. Desde hace décadas, se han generado numerosos análisis de cómo la imagen de la mujer en el arte es un reflejo de las relaciones de poder imperantes en la sociedad de la que proceden y del papel que estas imágenes desempeñan en los roles de género, la socialización de la mujer y la construcción de la categoría femenina. Y es que en efecto, las imágenes no sólo representan un mundo de significados, sino que contribuyen a su vez, de manera recíproca a producirlos. Basta con hacer un breve recorrido a través de la representaci