Subjetividad y expresión: los colores del Postimpresionismo

La octava y última exposición impresionista se llevó a cabo un día de mayo de 1886. A partir de ese momento y durante las dos últimas décadas del siglo XIX hasta los primeros años del siglo XX surgió unos de los episodios del arte contemporáneo más complejos y confusos.

Surgieron en este periodo nuevos grupos y artistas difíciles de clasificar dada la diversidad de estilos y tendencias. En apenas veinte años transcurren el Neoimpresionismo, el Puntillismo, el Sintetismo y Cloisonismo, la Escuela de Pont - Aven y los Nabis, el Simbolismo y el Salón de la Rose Croix junto a la producción solitaria de figuras aisladas, independientes y geniales como Cézanne, Gauguin o Van Gogh.

El término que se aplicó para englobar las obras de esta nueva producción de artistas fue Postimpresionismo y pese a que se trata de un conjunto complejo y heterogéneo, existía una serie de ideas comunes entre los artistas postimpresionistas.


Para empezar, todos ellos intentaban superar el diálogo entre el pintor y la naturaleza característica de los impresionistas. 

Su intención era exigir algo más a la pintura buscando un arte que generara emoción, dando primacía al sentimiento, su experiencia se llevó a cabo sobre todo en la aplicación del color que se libera de la función descriptiva a favor de lo puramente expresivo, es lo que sucedería por ejemplo con la obra de Vincent van Gogh.

En el caso de los Nabis y los Simbolistas, éstos volvieron a interesarse por la temática de asuntos religiosos, leyendas o temas de resonancias históricas o literarias.

La aparición. Gustave Moreau. 1875

Al rechazar el compromiso con el realismo, motivo de los impresionistas, se superó igualmente el compromiso con los temas de la vida cotidiana y los efectos fugaces de la naturaleza.

El artista postimpresionista se apartó del uso de la perspectiva, del claroscuro y en consecuencia de la profundidad y el volumen, trató de captar en sus obras la impresión espontánea, tal como llegaba a sus sentidos. A diferencia de los impresionistas que pintaban al aire libre, el artista del Postimpresionismo volvió al taller y adoptó además tradiciones de otras civilizaciones primitivas y orientales. Gauguin por ejemplo fue el introductor del exotismo y el primitivismo en el arte moderno y Toulouse-Lautrec estuvo fuertemente influenciado por las composiciones lineales de los grabados japoneses.

Nafea Faa Ipoipo. Paul Gauguin. 1892
También se dió importancia a la imaginación sobre la realidad material, los Simbolistas trabajaron temas misteriosos e irracionales, fantásticos o visionarios.

El Postimpresionismo supone entre otras cosas una recuperación de la importancia de la subjetividad, la preocupación por captar no sólo la luz sino también la expresividad de las cosas y de las personas junto con la exploración personal de los colores y la composición por parte del artista.

La motivación esencial que explica la aparición del Postimpresionismo fue sin duda el desgaste y la crisis del Impresionismo, de la disgregación de ese movimiento nació el Postimpresionismo en parte como evolución y en parte como ruptura, así nos encontramos con una serie de artistas con diversas propuestas pictóricas que derivaron hacia una pintura mucho más personal, su influencia fue determinante, aquellas experiencias anuncian y se convierten en sustrato de las primeras vanguardias a comienzos del siglo XX.

Entre los postimpresionistas fundamentales debemos mencionar a Cézanne por su actitud y su pintura que discurrieron de forma independiente. Su arte se basa en la obtención de la forma y el volumen a través del uso del color, hace un uso particular de la pincelada ya que con ella construye la composición, es una pincelada constructiva que articula en planos.

Renuncia a la perspectiva por lo que la profundidad es conseguida por medio del juego de las diferentes superficies cromáticas que yuxtapone.

La montaña Sainte-Victoire. Paul Cézanne. 1905

Desde la observación directa de la realidad logró la simplificación y la síntesis de las formas básicas de la naturaleza. Su influencia fue determinante para la aparición del Cubismo.

Por otra parte la obra de Gauguin preludia muchos de los enfoques del Fauvismo y el Expresionismo posteriores. Su aplicación del color en zonas planas y de forma arbitraria e irreal que lo desvincula de cualquier función descriptiva, el interés por la temática del arte primitivo que conoció en sus viajes a Tahití y su intento consciente de simplificar las formas y el color en aras de una expresión más vigorosa le sitúan al igual que Cézanne en una de las figuras de referencia en el panorama postimpresionista.

Parahi te maras. Paul Gauguin. 1892
Al igual que sucede con Cézanne o Gauguin, la obra de Toulouse Lautrec no se inscribe en ningún estilo concreto, sin embargo su figura resulta decisiva en las vanguardias del siglo XX. Se interesó ante todo por el color, la línea y la plasmación de temas concretos de la vida contemporánea. Supo reflejar el mundo del espectáculo y la vida nocturna parisina con el empleo de interiores nocturnos de fuerte luz artificial, pincelada suelta, ágil y libre. Utilizó trazos alargados, un dibujo espontáneo y rápido llegando a rozar la caricatura.

Divan Japonais. Henri de Toulouse-Lautrec. 1893  
Tuvo un importante papel en el resurgimiento de las artes gráficas de finales del siglo XIX.

Finalmente la figura solitaria de Vincent van Gogh, le hace indiscutible por su representación no solo en la experiencia postimpresionista sino en la historia del arte.

Su bandera fue la primacía del color. El lenguaje de Van Gogh se basa en una expresividad innata desde sus primeras composiciones a la que aplica colores puros con pinceladas muy empastadas y alargadas que convierte en gruesas líneas provistas de un gran ritmo ondulante y circular.

Noche estrellada sobre el Ródano. Vincent van Gogh. 1888

Hace un uso psicológico del color, le atraen los nocturnos exteriores, el colorido de la noche y las estrellas.

En 1889 es recluido en el hospital mental de Saint-Remy donde experimenta un fuerte cambio en su obra, un uso del color más obsesivo con una pincelada que retuerce y arremolina las formas. En las obras de este periodo se refleja un trazo apasionado, incluso violento, reflejo de su psicología enfermiza.

La noche estrellada. Vincent van Gogh. 1889

Al abandonar el hospital emprende sus últimos paisajes agitados, realizados con una pincelada rabiosa, abrupta, en los que no hay dibujo ni forma, tan solo color. En el verano de 1890 Vincent van Gogh se suicida. Por las cartas que escribió a su hermano Theo se sabe que deliberadamente transformaba sus sentimientos y afectos en color y forma.

Trigal con cuervos. Vincent van Gogh. 1890

Como epílogo habría que dejar la reflexión de la trascendencia de los postimpresionistas para la evolución del arte. Si bien todos estos artistas partieron de la experiencia y el arte impresionista, su trascendencia, si cabe, se intuye mayor que la de los propios pintores que les precedieron.

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