La sacralidad de la luz

La tradición espiritual católica en la Edad Media proporcionaba el sentido por el cual el universo adquiría sentido. Gracias al ejercicio de la fe, el universo mantenía un orden frente al caos y era a través de la cristiandad como se garantizaba el mundo de perfección espiritual de Dios.

En este sentido, Dios era un símbolo de iluminación, la luz, era el término que definía lo incorpóreo, lo espiritual, era el vínculo de unión entre el cielo y la tierra. Fue este poderoso concepto, el motor del lenguaje arquitectónico que buscaban los maestros creadores de la catedral gótica.



San Agustín citaba un versículo del Antiguo Testamento que dice: "Dios ordenó todas las cosas por su medida, su número y su peso". Un gran número de pensadores católicos, particularmente la Escuela de Chartres en el siglo XII, se inspiraron en este pasaje que resultó decisivo para la construcción de las catedrales góticas.

La Escuela de Chartres, fue durante la primera mitad del siglo XII, el centro medieval europeo de mayor actividad intelectual. Su fama se remonta a las enseñanzas en el ámbito de la filosofía por parte de Bernardo de Chartres. En ella se cultivaron la filosofía, la teología y todas las disciplinas del saber de la época medieval. Los eruditos de Chartres creían que la geometría era un modo de establecer un vínculo entre los seres humanos y Dios y que las matemáticas era un vehículo para revelar a la humanidad los más íntimos secretos del cielo.

A partir de ahí, el arquitecto gótico intentó crear la morada terrenal de Dios de acuerdo a los principios de proporción y belleza. La catedral pasó a interpretarse como un cuerpo de luz y para conseguirlo el mayor reto del arquitecto fue hacer diáfana la piedra.


Es en este momento cuando la arquitectura gótica empieza a formularse como un complejo lenguaje de símbolos a partir de la luz.

El hombre medieval cautivado por la imponencia ante la catedral gótica, quedaba sobrecogido con la suntuosidad y belleza del edificio. Tengamos en cuenta que, lo que para nosotros es en la actualidad una experiencia estética, en aquella época era una experiencia religiosa.

La sensación visual del espacio diáfano y translúcido ejercía una función simbólica para el creyente en el templo: era la luz de un Dios. Para el maestro de obras éste era el eje y el sentido de la construcción del templo, fue éste el contenido del cuál se nutrió la catedral gótica.



El estudio del arte gótico comprueba que la forma arquitectónica está relacionada con su implicación moral. Tengamos en cuenta que los sabios medievales concibieron sus templos para hablarle a una masa de creyentes analfabeta, de ahí que todo esté relacionado con un mensaje y una función proselitista.

La proyección de las imágenes de las vidrieras, relataba a los fieles la historia sagrada. Cuando la luz entra en el templo y empieza su recorrido a través de éstas, la coloreada proyección de la luz solar sobre los muros de la catedral a lo largo del espacio genera un impacto lumínico por medio de su reflejo que hace el ambiente trascendentalmente expresivo.

Las representaciones de la vidrieras combinaban por lo general colores intensos como el rojo o el azul, con otros colores, como el verde, el amarillo y la grisalla que filtran la luz y cuya combinación produce efectos caleidoscópicos ciertamente impactantes.



Así, la combinación entre arquitectura y escenografía aumentaba la capacidad sensorial de los fieles generando un ambiente entre místico y sublime.

En general, todo el edificio gótico es en sí, un aparataje parlante, la verticalidad por ejemplo es imprescindible para expresar el impulso de la fe y la conexión entre el cielo y la tierra, que es la misma entre Dios y el hombre.



Suger, el abad de Saint Denis, comentaba lo siguiente: “En el centro de la catedral, se alzan 12 columnas correspondientes al número de apóstoles, y otras tantas en las naves laterales para significar el número de profetas. Los fustes se elevan hasta 30 metros, fuertes y robustos, simbolizando la fe”.


Basílica de Saint-Denis


Otro ejemplo de la afición simbólica en el mundo medieval, especialmente aplicado a la arquitectura en la catedral gótica, es Saint Rémi, que figura entre los templos más enigmático y cargados de simbolismo. El número 3 se observa en las 3 ventanas que iluminan cada uno de los 3 niveles del ábside principal y el resultado de multiplicar el número de crujías del coro, que son 11, por el número de niveles, que son 3, da como resultado 33, que es la edad que cumplió Cristo en la tierra.

Los estilos previo al Gótico, el Románico, y el posterior, el Renacimiento, utilizaron la luz natural sin filtrarla a través del color. Por ello la catedral gótica no se puede definir únicamente por su esbeltez, su estructura, su dimensión o su construcción, sino por la capacidad expresiva de sus interiores a través del manejo de la luz.

Románico vs Gótico

La catedral gótica se convirtió en el edificio emblemático de la arquitectura en siglo XIII en Europa. Nació y se difundió en el núcleo de la Ile de France fruto de la alianza entre el poder monárquico y el poder de la Iglesia.

El primer intento de arquitectura gótica se manifiesta en la Abadía de Saint Denis donde se combinan sus tres elementos esenciales: la bóveda de ojivas, el arco apuntado y la apertura de vanos en los muros que permiten el paso de luz.


La evolución tanto estructural como simbólica de la catedral gótica a lo largo del siglo XIII y hasta época tardía en el XV, fue un proceso constructivo intenso, largo y diverso, de ahí, que a partir del momento en que se implementaron los primeros elementos y se erigieron las primeras catedrales, y gracias a la movilidad y difusión que se permitía el nuevo estilo, el gótico se diversificó en cuantos territorios conoció, experimentando manifestaciones propias de cada región.

El gótico clásico francés o internacional, es el que marca definitivamente las bases del estilo, aparecen los arbotantes en la catedral de Notre Dame de París, se reduce el grosor de los muros lo que permite horadarlos y decorarlos con grandes vidrieras, se sustituye la bóveda sexpartita por la bóveda de crucería y se fija la unidad de composición del tramo que articula el edificio gótico.



Los modelos de las catedrales de Chartres, Reims y Amiens se difunden por toda Europa fijando el modelo arquitectónico a partir del cual se desarrolla y difunde el gótico clásico; posteriormente, cuando el estilo ya se encuentra cabalmente asentado, se comienza a implementar la artificiosidad: la estructura gana altura, se expanden los vanos de los muros y se acentúa el apuntamiento de los arcos.

La catedral gótica se convierte en una caja de cristal cuyos ventanales y vidrieras se llenan de ricas y complejas formas, éste es el gótico radiante, cuyo máximo exponente lo encontramos en Sainte-Chapelle.


La Santa Capilla (Sainte-Chapelle, en francés)

Inglaterra fue el primer territorio en adoptar el estilo gótico y en dotarlo de características propias. El gótico inglés, a diferencia del francés tiene un predominio de lo horizontal sobre lo vertical con ventanales de escaso desarrollo, la superficie del muro se llena de una profusa ornamentación: arquerías, estatuas cubriendo toda la superficie del muro, columnas, gabletes y arcos. Se produce un gran desarrollo de la escultura inglesa.

El estilo curvilíneo o decorated style que se desarrolla posteriormente, se caracterizó por sus grandes ventanales cubiertos de tracerías que desbordan los vanos y se aplican también como ornamentación para revestir las paredes. También aparecen el arco conopial y el uso de las bóvedas de abanico muy típicas del gótico inglés.




España importa el modelo francés y lo desarrolla desde finales del siglo XIII, marcado principalmente por dos épocas directamente relacionadas con los reinos de Castilla y Aragón respectivamente.


Catedral de Burgos


La primera época es la de las grandes catedrales españolas que siguen la norma francesa, de ella datan la catedral de Burgos y la catedral de León. La catedral de Toledo empieza a independizarse del modelo francés e incorpora en su nave central el coro (característica de las catedrales españolas) además de tener ya algunos elementos mudéjares. El gótico empieza a tener modos y formas tradicionales.

En la segunda época, el gótico del siglo XIV, España adapta soluciones procedentes ya no sólo de Francia sino que asimila formas Italianas. El aspecto se torna recio y macizo volviendo a un estilo bastante austero. Como ejemplo de ello está la catedral de Palma de Mallorca, de traza robusta que se asemeja a la de una fortaleza.

En Italia el gótico no tiene tanta difusión como en el resto de Europa debido a su marcada influencia clásica y a las nuevas tendencias renacentistas de la época. Se hacen característicos del gótico italiano los campaniles, como el diseñado por Giotto en Florencia. Si bien Italia está marcada por el clasicismo y prerrenacimiento, cabe destacar que cuenta con uno de los ejemplos por excelencia del gótico flamígero: la catedral de Milán.


La catedral de Milán (en italiano, Duomo di Milano)

Centroeuropa se mantuvo reacio y con reservas frente al gótico, manifestó un estilo de transición llamado románico-gótico aunque finalmente el estilo gótico se asentó a partir del siglo XIII copiando literalmente los modelos franceses (catedral de Colonia) pero luego se acomodó y trocó en un estilo particular y propio: las Hallenkirchen o iglesias de salón.



En este tipo de iglesias, las naves están dispuestas a la misma altura unificando el espacio y dando una sensación de diafanidad que no se había conseguido antes. La diversidad política, social y geográfica de la Edad Media Germánica (al menos 11 países de la Europa actual) y su falta de referencia a la antigüedad clásica dificultan el estudio del arte gótico alemán por su disparidad y dimensión, pese a ello, ésta misma circunstancia lo individualiza y propaga hacia el norte y Centroeuropa hasta Rusia.

La catedral gótica surgió de la luz como generadora de su arquitectura. La necesidad de hacer presente la luz hizo que el templo se convirtiera en una arquitectura de esqueleto, en la que el muro, con la ayuda del arbotante, perdiera su función de sostén y pudiese ser horadado con una libertad impensable hasta esa fecha. Un vez conseguido ésto, la luz entra en la catedral, enciende los espacios, los modela, y genera un estado de hipnotismo y asombro intangibles y sin tiempo.




Su naturaleza escenográfica radica en la distorsión que genera la luz y la intensidad del color que se expresa a través de las vidrieras.

Por tanto, el arquitecto gótico no buscaba tanto introducir luz natural en el espacio interior, sino que pretendía transformarla para proyectarla sobre el espectador en forma de color aportando con ella el ambiente perfecto para el recogimiento y la devoción.



Los espacios góticos no son tanto una experiencia de la luz, sino de su simbolismo, articulado de manera maravillosa a través de la vidriera. La transparencia, la luminosidad y la proyección del color generaban una cierta confusión entre el adentro y el afuera que conmovía y conmueve a cualquiera que entre en aquel espacio capaz de hacernos experimentar la sacralidad de la luz.

Entradas populares de este blog

Los "ismos". Primeras vanguardias del siglo XX

Romanticismo, de lo bello a lo sublime

Antropocentrismo