Los primeros pasos

El género humano apareció como tal sobre la faz de la tierra hace millones de años. De las características que definieron a la especie humana y que la diferencia de los demás seres vivos del planeta, la más específica de todas es la capacidad de la naturaleza humana para elaborar conceptos, abstracciones o simbolismos. La elaboración a nivel estético de estos pensamientos, es decir la organización bella y duradera de los mismos es una competencia humana que inscribe tal reflexión al ámbito del arte, la manifestación más humana desde que el hombre es hombre.

Es por todos sabido que el proceso evolutivo de la especie humana ha requerido una dilatada transformación a través de millones de años. Diversas fueron las especies de homínidos que antecedieron al hombre actual que ahora y aquí no vamos a repetir, el caso es que el grupo de mujeres y hombres anatómicamente modernos (Homo sapiens) no aparecen en escena hasta hace 40.000 años y con ellos el nacimiento del arte en dos principales manifestaciones formales: El arte rupestre (realizado en cuevas, abrigos o al aire libre en forma de pinturas o grabados) y el arte mueble (se trata de pequeños objetos transportables como útiles, armas, adornos, elementos utilitarios o no).

Cueva de las Manos. Santa Cruz, Argentina

La cuestión es: ¿Porque el homo sapiens comienza a hacer arte?. Pensemos que en el mundo prehistórico la prioridad era la supervivencia del individuo y de su especie, en este sentido, cuesta hacerse una idea del por qué el homo sapiens dedicaba parte del tiempo de su actividad como cazador - recolector (base de su supervivencia) a elaborar obras de arte.
Arqueólogos, historiadores del arte y demás autoridades en el tema, han propuesto diversas teorías, por ejemplo, que el hombre del Paleolítico Superior tuviese el apuro de realizar una imitación de las formas naturales y de esta manera iniciara la elaboración de formas de representación naturalista; otra opción parece ser una necesidad innata de expresar emociones y experiencias o también una razón más pragmática como la exigencia de decretar un determinado rol social, una preeminencia frente a otro grupo humano, algún otro tipo de acción social o como preparación para la actividad cinegética. Sin duda, conocer la verdadera motivación que llevó al hombre prehistórico a iniciar representaciones estéticas alejadas de lo puramente práctico es imposible, pero dentro de las posibilidades que nos permiten acercarnos a las verdaderas causas del nacimiento del arte hay una que sin duda es la más fascinante, aquella por la cual se cree que la especie humana empezó a crear arte respondiendo a la ansiedad y al miedo. Es decir, que aquellas cuestiones que responden a lo metafísico en el hombre como la angustia o el miedo a lo desconocido e inexplicable, son desde tiempos inmemoriales una necesidad que le alienta a la evocación.

Lo cierto es que a partir del momento prehistórico el hombre ya nunca más abandonará la pasión y la necesidad de producir arte. El artista, sea de la época que sea, se ve siempre abocado a la exigencia de su espíritu de transmitir mensajes relacionados con conceptos como la belleza o el placer, o simplemente con la intención de transmitir algún sentimiento aunque este sea de inquietud, repulsión o miedo.

Ahora, otro dato aún más revelador e inquietante es que el arte paleolítico es una una de las manifestaciones culturales más dilatada en la historia del arte, para nosotros comprender el espacio/tiempo que ocupa 30.000 años es imposible desde nuestra propia concepción de la historia, no obstante la esencia del hecho artístico, el salto cualitativo que nos hizo más humanos hunde sus raíces en la sociedades del paleolítico y este hecho nos constituye más allá de la mera esfera evolucionista de las especies. Sin el ánimo de exaltar una postura antropocéntrica, el hecho de que la expresión artística sea inherente a la especie, desde sus mismos inicios, nos obliga por lo menos como implicados en la cuestión humana a reflexionar sobre el arte y su acción en el espíritu, puesto que nos conforma desde hace unos cuantos miles de años. A partir del momento en que el arte se definió en el paleolítico, se dió comienzo a un incesante devenir artístico, lo que ha pasado desde entonces, con su extraordinaria riqueza y espectacularidad no han sido más que variaciones sobre el mismo tema. La manifestación del espíritu humano.

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